En nuestra vida diaria, a menudo damos por sentado muchos elementos fundamentales que nos rodean. Uno de estos elementos, esencial para la supervivencia, es el agua. Aunque su presencia parece garantizada y su acceso es, en muchos casos, sencillo, la realidad es que el agua es un recurso natural cuya disponibilidad y calidad son cruciales para la vida. En el contexto de la ganadería, la importancia del agua fresca adquiere una dimensión aún más crítica, especialmente durante los calurosos meses de verano, cuando su papel en la salud y el rendimiento de los animales se vuelve indispensable. Reconocer y valorar adecuadamente este recurso es esencial para asegurar prácticas sostenibles y responsables en la gestión agrícola y ganadera.
Así, en el ámbito de la ganadería, donde la salud y el bienestar de los animales son primordiales para garantizar la calidad y seguridad de los productos que llegan al mercado, el suministro de agua fresca durante los meses de julio y agosto especialmente, cuando las temperaturas pueden llegar a ser extremadamente altas, se convierte en un factor crítico para mantener el bienestar de los animales de granja. Es esencial para la regulación de la temperatura corporal, la digestión, la absorción de nutrientes y la eliminación de desechos.
Así, el agua ayuda a regular la temperatura corporal de los animales de granja, especialmente los bovinos y porcinos, que son muy susceptibles al estrés por calor. La falta de agua deriva en una disminución en la producción de leche en las vacas, la reducción del crecimiento en los cerdos y una menor calidad de la carne. En definitiva, si los animales no beben, baja la leche. Pueden tener agua a su disposición, pero que no sea adecuada, que esté sucia, que tenga mucho cloro, que el bebedero esté bajo el sol… Son muchas las causas por las que un animal puede dejar de beber aun teniendo agua a su disposición, por lo que lo realmente fundamental es facilitar y/o favorecer el acceso de los animales a la misma.
También, el agua ayuda en la digestión y el metabolismo de los alimentos. Sin una hidratación adecuada, los animales pueden sufrir de problemas digestivos, afectando su crecimiento y salud general. La deshidratación, por último, puede provocar serios problemas de salud, incluyendo fallos en los órganos y, en casos extremos, la muerte. Proveer agua fresca y limpia es indispensable para prevenir enfermedades y garantizar el bienestar de los animales.
Durante los meses de calor, la demanda de agua aumenta necesariamente, ya que los animales utilizan más agua para garantizar su termorregulación. Estas serían algunas recomendaciones mínimas a tener en cuenta:
1. Frecuencia de suministro: Asegurarse de que los animales tengan acceso a agua fresca y limpia en todo momento. Especialmente importante durante las posibles olas de calor, cuando el calor puede evaporar rápidamente el agua de los bebederos.
2. Calidad del agua: Verificar regularmente la calidad del agua. Esta debe estar libre de contaminantes, bacterias y residuos. El agua contaminada puede ser más perjudicial que la deshidratación.
3. Sistema de bebederos: Mantener los sistemas de suministro de agua en buen estado. Los bebederos automáticos deben ser revisados frecuentemente para asegurar que están funcionando correctamente y proporcionando suficiente agua.
Proveer agua fresca y limpia es una de las prácticas más simples y efectivas para garantizar el bienestar de los animales de granja, especialmente durante los calurosos meses de verano. Al garantizar que los animales tengan acceso constante a agua de calidad, los productores no solo cumplen con las normas de bienestar animal, sino que también optimizan la productividad y la calidad de sus productos.
