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En verano, viajar a un país extranjero siempre supone una aventura emocionante: descubrir nuevos paisajes, sabores y culturas. Sin embargo, también conlleva retos, como la necesidad de encontrar productos de confianza, especialmente cuando se trata de alimentación. Recorrer los pasillos de un supermercado en un país desconocido, rodeado de marcas que nunca antes has visto, puede generar cierta incertidumbre, máxime si no controlamos bien el idioma del país. Es en estos momentos cuando surge la necesidad de contar con una referencia clara y fiable que trascienda fronteras. Un sello europeo de bienestar animal sería un recurso valioso para cualquier consumidor que quiera garantizar que su elección está respaldada por estándares éticos, sin importar el país en el que se encuentre.

Actualmente, en países como España y Portugal, el sello Welfair ha logrado establecerse como un referente de confianza, asegurando a los consumidores que los productos han sido elaborados siguiendo altos estándares de bienestar animal. Sin embargo, este sello no está aún extendido a otros países europeos, lo que limita su utilidad para quienes viajan o se trasladan por Europa. La falta de un sistema común a nivel comunitario que certifique estos aspectos crea un vacío en la confianza del consumidor, que se ve obligado a navegar entre etiquetas y certificaciones locales sin saber realmente si se respetan los mismos estándares.

La necesidad de un sello europeo de bienestar animal se ha vuelto más evidente en los últimos años. De hecho, en diciembre de 2020, el Consejo de la Unión Europea expresó su apoyo a la creación de una etiqueta de bienestar animal a nivel comunitario, un paso crucial para armonizar las prácticas en todos los Estados miembros y ofrecer una mayor transparencia al consumidor. Esta etiqueta facilitaría la elección de productos éticos y responsables en cualquier país de la UE, proporcionando una referencia unificada que inspire confianza tanto a los residentes como a los viajeros. Así, se acogió la creación de, entre otros, un Subgrupo de Etiquetado de Bienestar Animal que, en 2021, propuso avanzar hacia la creación de una etiqueta europea que vaya más allá incluso del nivel ya asegurado por la normativa actual en esta materia (tal y como hace el sello Welfair). Así puede comprobarse en el documento Conclusions of the animal welfare labelling subgroup.

Así, en Europa, los etiquetados que informan sobre el bienestar de los animales productores de alimentos son cada vez más numerosos. Sin embargo, los criterios en los que se basan para definir el bienestar animal varían mucho entre los diferentes esquemas de cumplimiento y provocan confusión entre los consumidores.  Un sello común europeo garantizaría que, independientemente del país en el que se esté comprando, los consumidores puedan identificar de manera sencilla los productos que cumplen con normas armonizadas de bienestar animal. Sería una herramienta poderosa para quienes priorizan la ética y la sostenibilidad en su alimentación, reduciendo la necesidad de investigar y comparar distintas certificaciones nacionales, a menudo desconocidas o con niveles de exigencia variables. Por otro lado, incrementaría de hecho y espontáneamente los estándares de exigencia en esta materia, como efecto de la lógica de la competencia: en efecto, cuanta más transparencia e información sobre si un producto respeta o no las normas de bienestar animal, esta variable adquiere mayor protagonismo en la toma de decisiones de consumo. Si esto ya es una realidad en los mercados nacionales, también puede y debe serlo en el mercado interior europeo y transfronterizo.

La introducción de una etiqueta europea ofrecería, en definitiva, una solución a la creciente demanda de los consumidores por mayor transparencia en la cadena de suministro. En un mundo donde cada vez más personas valoran el origen de los productos y el trato dado a los animales, contar con una certificación europea unificada sería un paso adelante no solo para proteger el bienestar animal, sino también para facilitar la vida de los consumidores en el mercado único.

La implementación de un sello europeo de bienestar animal no solo sería un avance importante para la transparencia y la armonización de estándares en la UE, sino que también brindaría a los consumidores la tranquilidad de saber que, independientemente del país en el que se encuentren, están adquiriendo productos que respetan criterios éticos claros y rigurosos. Viajar ya no tendría que suponer la incertidumbre de enfrentarse a marcas desconocidas, sino la confianza de que una certificación común respalda tus elecciones, promoviendo un consumo más consciente y responsable a nivel europeo y un sistema alimentario justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente.